«Ya nada es igual»

Martín le cuenta a Vico nuestro proyecto y se ponen en campaña. Son un combo letal porque van al frente sin medias tintas, sin titubeos, sin permisos. Al otro día ya estamos en el Montessori de Cusco, donde Vico lleva a sus hijos Aimy y Malki, y hablamos con directores y coordinadores. El proyecto gusta tanto que hacemos talleres con toda la escuela y luego habrá clases particulares. Trabajamos toda la semana y luego Aimy nos cuenta, con sus ocho añitos y a los gritos: “Ya nada es igual, antes para hablar con mi papá, le mandaba un whatsapp aunque esté al lado mío. Ahora me la paso jugando con las pitas. En la escuela todos siguen llevando el hilito y en la hora de fútbol, el grupo que espera está haciendo figuras”. Vico asiente y reímos todos.

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