Como avisamos en la crónica anterior, Silvia, amiga y madrina hilandera, siguió haciendo de las suyas y esta vez nos puso en el camino a Griselda, simpática y emprendedora directora del colegio Hala Ken. Y en este nombre ya hay mucho dicho: “Los mayas expresaban este concepto de unidad en su saludo diario, cuando se encontraban se saludaban diciendo: «in lak’ech» que significa «yo soy otro tú», a lo que constestaban: «hala ken« que significa: «tú eres otro yo».
Con tremendas ganas de enredarnos con los chavitos de Querétaro, y sin encontrar los espacios necesarios para ello, no pudimos disimular la alegría al escuchar la propuesta de Gris de que realicemos diez talleres, divididos en tres grupos y una experiencia final junto a los padres.
Así, no sólo pudimos enseñar muchísimas figuras, sino que entablamos una linda y divertida relación con todos los chicos del colegio, volviendo cada jueves a seguir hilándonos y ver como una y otra vez traían sus hilos mordidos y gastados. También de esta forma supimos de muchos padres agradecidos y contentos porque los cordeles estaban ganando una nueva batalla a los videojuegos. Y por los niños, nos enteramos además de que muchos abuelos jugaban “pero ya no se acuerdan”, y que siempre hay un tío que sabe la pata de gallo.
Otro lindo paisaje fue el de ver como los lerdos y torpes dedos del comienzo transmutaron en hábiles y veloces, alcanzando figuras y trucos cada jueves más difíciles. Y ni hablar el de la solidaridad entre los diferentes grupos que se iban enseñando recíprocamente las figuras en la semana, y que alteraban felizmente los talleres planteados. Y por suerte también vimos y aprendimos decenas y decenas de figuras inventadas por ellos mismos, que ahora nos acompañan y forman parte de Hilando América.
Esta crónica terminaba aquí pero recién volvimos del cierre de las jornadas, con un taller para los maestros y luego otro para los padres. Allí nos enteramos primero que los niños continúan llevando los lazos al colegio, que se prestan diferentes figuras y que ensayan e inventas otras. En un clima de risas y distensión, hicimos con los profes y con la inquieta Gris, casitas esquimales y murciélagos para que en la semana le presuman a los alumnos mientras iban llegando los padres, y con ellos los chismes de que sus hijos se la pasan con los hilos, mientras la play station espera celosa que le den start. Hilamos de lo lindo mientras los agradecimientos se mezclaban con las simpáticas quejas de que los trucos de magia que precisan de un brazo ajeno no dejan cocinar ni trabajar tranquilos. Con las madres llegaron además los ofrecimientos de lavarropas, habitaciones y duchas. También supimos de la chavita de seis años que aprendió varios juegos de hilo a través de su hermano, y que ahora ella le pidió a su madre que le compre hilos, los llevó a su colegio, y es ella quien enseña esas figuras a sus amigas, sentadas en ronda.
Cerramos con abrazos y aplausos y la noticia de los labios de Griselda que nos dejó tan contentos como sorprendidos: Manuel, profesor de educación física y excelente hilandero, continuará con los hilos en sus clases, ya como parte de la currícula, por lo que seguiremos en contacto, enviando mosquitos, peces y estrellas a través de la web.
Nunca había visto una foto de Emilio mi hijo disfrutando tanto una actividad y tan feliz, Gracias
Miranda es mi hija y estuvo feliz de conocer a sus maestros de hilos, como ella los llama, fue una actividad que la hizo feliz y la alejó de la televisión. Me encanto verla ir con su hilo a todas partes. Muchas Gracias y saludos de Miranda para sus maestros de hilos.