Querétaro, ciudad de más de un millón de habitantes, se convirtió en una pequeña aldea donde rápidamente se pasó de boca en boca que una pareja de argentinos andaban haciendo talleres de juegos de hilos en escuelas y espacios culturales. Así, de la mano de Esther llegamos a Juriquillia, donde realizamos dos lindas experiencias junto a Bibi y a toda la gente del Colegio Montessori Calli.
Con los chavos acostumbrados a los click, a los touch y a los enter, costó un poquito pero finalmente brotaron y nacieron palmeras, peces y mosquitos por todos los rincones. Y por enésima vez también brotaron y nacieron las caritas de alegría y de sorpresa al ver que ellos mismos lograron realizar tan bonitas y divertidas estampas.